miércoles, 24 de octubre de 2007

Blog de SR: Concierto de Gala 07, Cap. IV: OTRA!!!

Hubo un año, 2004, cuando la OSJI tocó tantos conciertos que aquellos que participamos no recordamos con exactitud. Este año también hemos tenido cantidad de conciertos en varias ciudades, justo hoy iremos a Tocumen a tocar en un colegio oficial por invitación de Copa Airlines, a quienes agradecemos las atenciones que han tenido con nosotros. Creo que la cosa más significativa de los conciertos no es solamente ir, tocar y regresar a casa a preguntar qué hay de comer; este, amigos, este es un negocio de ojos brillantes.

Hace unos días le decía a Aníbal de León, gran amigo y percusionista, que si los ojos de los músicos, el público y quien dirige el concierto no están brillando todo el tiempo, entonces no hemos hecho el trabajo, no hemos llegado a la cima. La música tiene la capacidad de despertar sentimientos sublimes—como bien dice el Maestro José Antonio Abreu—y no aprovechar esta capacidad constituye un desaire tremendo con toda la historia de la música y hacia todos los músicos que nos han antecedido en esta bella profesión. Ben Zander me dice que en el momento en que nos preocupamos demasiado por nosotros mismos, en ese momento dejamos de hacer música y ponemos una barrera entre la orquesta y los corazones del público.

¿Y cómo se logran los "ojos brillantes"?No tengo la fórmula mágica. Nadie la tiene. Pero lo que sí puedo afirmar con certeza es que nunca es fácil. Supone trabajo previo en ensayos (lo cual puede incluir, pero no necesariamente, discusiones, llamadas de atención, "porquellegastetardes", "hastacuandorepetiremoslamismaindicacionchicos", "vamoscarambaquelacosaestocando", y todas esas cosas que decimos los directores para que el esfuerzo no se descarrile y mantener a los chicos motivados). También supone una porción considerable de sacrificio y entrega. No es lo mismo tocar sólo por recibir una paga (cosa que todos los profesionales hemos hecho) que tocar por amor al arte—aclaro: cuando digo por "amor al arte" no lo uso como sinónimo de "gratis" sino como sinónimo de... pues... "amor al arte".

Les pongo un ejemplo: Bobby Jones, leyenda del golf, nunca fue considerado por la PGA (Professional Golf Association) como un profesional. Es más, él nunca participó de un torneo como pro. Siempre lo hizo como amateur. Un día, un periodista le preguntó si él pensaba algún día dejar de ser amateur para ser un profesional. Bobby, quien venía de un origen muy humilde en un juego reconocido por su exclusividad, contestó así: "Ustedes se olvidan qué significa esa palabra... 'amateur' significa amante de algo... y nunca dejaré de amar este juego".Bravo, Bobby.Pues bien, a qué viene todo esto, y qué tiene que ver Bobby Jones con nuestro concierto? Cuando Bobby jugaba, la gente lo seguía muchísimo. Este no era el tiempo de los endosos publicitarios y los millones que se ganan Tiger, Ernie Els (o para ponerlo en términos de un deporte más conocido por estos lares), Alex Rodríguez o Beckham. Era el tiempo en el que los caballeros jugaban por honor además de sustento... no por riquezas. La gente seguía a Bobby Jones porque él jugaba con garra, con entrega, con pasión... con amor. Sus ojos brillaban por el triunfo y aceptaba la derrota con honor. Cuando Bobby jugaba, todos los ojos en la cancha estaban sobre él y todos y cada uno brillaba.---El día del ensayo general, le dijimos a la orquesta que prepararíamos dos encores o bises. Es decir, que si el público ha gustado tanto del trabajo que les entregamos hasta el punto de pedirnos más, no nos gusta que se vayan decepcionados y nos agrada tener siempre algo extra, una ñapa para que la gente se vaya contenta. Preparamos dos piezas y César y yo nos preguntábamos si las piezas no serían muy largas... "¿le damos solo el final?" A la hora de los mameyes, nos decidimos por hacer dos piezas completas que entre ambas duraban unos nueve minutos. Largo, considerando que el público ya se ha aguantado toda una noche de música y que un bis normalmente es algo cortito y rápido.Bueno... terminó la marcha del Toreador de Carmen y la gente pidió más. Nadie se levantó. Salió César y produjo una energética rendición de Declaration Overture, donde los trompetas se pararon bonito en la fanfarria del inicio (ver el capítulo III). Al final de la obra, la gente siguió ahí, aplaudiendo y sin intenciones de irse. Salí yo para hacer la "Danza de los Marinos Rusos" de Glière, pieza que la llevamos dentro de la sangre ya. Al final, la gente se levantó, todos y cada uno en el Ascanio Arosemena...Amigos... en esa orquesta no había ni un músico cuyos ojos no brillaran lo suficiente como para alumbrar a San Miguelito.Pero ya no teníamos más bises... Declaration y Russian lo habíamos leído una vez antes del concierto, pero lo otro... nada... en el calor de la emoción, decidimos hacer alguito más y le pedí al público (tranquilamente sentado, esperando a ver qué hacíamos) permiso para dar una instrucción verbal a la orquesta... así lo hice y luego comenzamos.

Ellos se esperaban cualquiera cosa... pero... ¿una murga?Sí... los músicos, contentos por el buen trabajo realizado, hasta bailaban al son de la música al mejor estilo de la Juvenil Simón Bolívar. Escuchar los aplausos y el cariño del público al final fue maravilloso. Ojos brillantes por todas partes.

No siempre es así, pero cada vez ocurre con mayor frecuencia que los públicos en Panamá reaccionan con mucho amor frente al trabajo de la música clásica. Esto es muy esperanzador. Justo el martes en la Parroquia de San Lucas hicimos un conciertito que fue hermoso, pero más que por la música, por la recepción del público. CUANTO AMOR! Cantamos todos, público y orquesta, el CUMPLEAÑOS para Carlos y Luis Camacho y era todo ojos brillantes. Bravo, Costa del Este! Y Bravo Las Tablas, Natá, Chitré, David y todos los lugares que nos han recibido y nos recibirán durante el resto de este año.

Mientras nos sigan escuchando, ahí estará esta "pandilla" de chicos y chicas entusiastas, apasionados, profesionales, entregados, talentosos... y amantes de la música más allá de todas las otras cosas; tocando para ustedes.

Peace.

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